A veces se me hace complicado escribir sobre este país que amo, el país de mis hijos, y no necesariamente por falta de claridad, sino más bien porque siento que en Ecuador la realidad supera a la ficción.
Cuesta muchísimo creer que haya una desconexión tan grande entre los ciudadanos y el Gobierno actual…
Y ya sé que la falta de un cable a tierra ha sido una constante en este periodo, pero resulta muy frustrante que después de todo lo que ha pasado, de todo lo que estamos viviendo, de toda la sangre derramada, quienes están al mando aún sigan viviendo en una burbuja.
Creo que voy a preguntarme durante mucho tiempo si realmente se preparan para gobernar.
No lo entiendo, y menos en semanas como estas, cuando los titulares nos hablan a diario de extorsiones y masacres, pero el Gobierno invierte recursos en lanzar el día nacional de los valores, una nueva celebración.
Por supuesto que es necesario que destaquemos los valores, la ética y todo lo que signifique vivir en paz y armonía, pero… ¿Es realmente el momento de hacerlo? ¿Existe alguna mente lúcida que les diga que no lo hagan? ¿Existe una sensibilidad política, un sentido del contexto, una lista de prioridades para los meses que les quedan? Creo que no.
De hecho, quizás hasta piensan que fue todo un éxito. Y mientras tanto, los ciudadanos no entendemos cómo se llega a abstraerse tanto de la realidad. Espero que algún día, no tan lejano, alguien pudiera explicármelo. Porque aunque haya sido un capricho, aunque lograr la presidencia haya sido un “logro más”, aunque el poder se haya convertido en un dulce adictivo, no se entienden las decisiones tan desacertadas cuyo único significado es: ustedes, los ciudadanos, no nos importan una mierda.