*Para Pame, Gaby, y todos los que lucharon por la igualdad y continúan haciéndolo…
Nos han dicho de todo. Que rompemos los modelos tradicionales. Que vivimos en el libertinaje. Victimizaron a nuestros hijos y reclamaron con frases caducas que solo incitan al odio. Y, sin embargo, estoy convencida que desde ayer 12 de Junio Ecuador es un país mejor. Más igualitario y donde se respira más amor, y donde la justicia y los derechos han avanzado. Pueden decirme lo que quieran pero esa es mi opinión.
Ayer mi corazón estaba feliz, sentía que toda la lucha de Pame, Gaby, Silvita y tantos otros más finalmente valió la pena. Llegué a mi casa, abracé a mis hijos y Ellie, que sabe como soy, me miró y me preguntó “¿mami, por qué estás tan feliz?”. “Porque hoy el país ha dado un paso importante, porque hoy se comenzó a respetar el derecho de todos los seres humanos y, lo más importante, ahora discriminamos menos. Porque desde ayer las personas pueden casarse con quien ellas quieran, y todos los que estaban vetados y excluidos simplemente por amar de una forma diferente a la ‘convencional’ ya no lo estarán nunca más”. Ella también se alegró, me abrazó y me dijo “qué bien mami, menos personas sintiéndose mal es lo mejor y más justo”. Y al final eso mismo es, más inclusión, porque los niños no discriminan y, por el contrario, necesitan un país más igualitario, con más amor y menos prejuicios, odio y discriminación.
Pero ayer también salieron los odiadores. Los que no pudieron más con la rabia y se dejaron al descubierto. Sentí lástima de leer a personajes reconocidos del medio que trabajan con personas de la comunidad, que han hecho dinero interpretando a personajes homosexuales, que los abrazan y dicen ser amigos de ellos, pero que por sobre todas las cosas dicen amar a Dios y ser “buenos Cristianos”. La verdad no lo entiendo, ese Dios que ellos reclaman y alaban no es de amor, es prejuicioso y juzgador. Fue duro para mí reconocerlos ayer, pero prefiero que se pinten de los colores que realmente tiene su corazón. Dicen defender a la familia pero sus actos evidencian todo lo contrario. Dicen respetar la “familia tradicional” cuando una familia es un hogar donde reina el amor. Mucha hipocresía, mucha doble moral y me da asco.
Por eso hoy prefiero quedarme con los arcoíris, sonreír y ver el mundo más integrado, con menos discriminación. Sueño con un mundo en el que todos podamos ejercer nuestros derechos sin necesidad de ser señalados por nadie y mucho menos por hombres y mujeres ‘intachables’. Con eso me quedo para mis hijos, con mensajes de inclusión y que los harán mejores personas de lo que ya son, con ejemplos de amor que inspiran a todos alrededor.
Hoy Ecuador es un país mejor y, aunque algunas personas aún no se den cuenta, hoy todos somos mejores personas, porque desde hoy estamos caminando más cerca de la igualdad.
Por ti Pame, por Gaby y por todos y cada uno de los que ahora pueden ejercer con libertad su legítimo derecho a casarse… Por todos ellos, ¡salud!