En algún momento no muy lejano de esta pandemia, pensábamos que lo habíamos visto todo. Que habíamos conocido las maneras más audaces para saquear al Ecuador en su momento más duro -en las fundas para cadáveres, por ejemplo-. Ya era poco lo que nos podría sorprender… hasta que supimos que hay decenas de sinvergüenzas que usaron un documento falso para obtener privilegios que no les correspondían: los beneficiarios de un baratillo de carnés de discapacidad que, evidentemente, no los necesitan. ¿Qué más puede pasar? ¿Qué otra cosa debe suceder para que perdamos la esperanza? La miseria humana ha alcanzado niveles sencillamente inverosímiles. La discapacidad de estas personas está en la médula de su moral: son incapaces de sentir empatía o vergüenza… ¿es que no pensaron o no conocieron en su vida a alguien con verdadera discapacidad? ¿es que acaso no tienen hijos?, uno se pregunta. Pero, de hecho, un asambleísta no solo tiene un hijo, sino que además ese hijo tiene autismo… y el carné no solo lo usó para comprarse un carro de alta gama, sino para rebajar la pensión alimenticia que le tocaba pasarle al niño. De todo hay en este museo nacional del descaro: asambleístas, futbolistas profesionales […]
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Estoy segura de que es el grito de muchísimos ecuatorianos, cada vez que asistimos, atónitos, a un nuevo escándalo de corrupción. Justo cuando pensamos que nada más nos puede sorprender, aparece alguien con la habilidad de demostrarnos que sí. Que siempre hay alguien que puede ser aún más miserable. La corrupción está enquistada y el descaro está en la piel de nuestra sociedad. Los corruptos no pierden oportunidad para venderse como víctimas de una “persecución” – porque intentar convertirse en víctima parece ser la meta de todo corrupto-. Como no existen argumentos que justifiquen los sobreprecios, ni el enriquecimiento ilícito en plena pandemia, el discurso del que se agarran es “soy perseguido”. La política se ha convertido en sinónimo de “me hago rico en poco tiempo” y, aunque hay actores políticos que le hacen bien al país, hay otros que no merecen otra morada que la cárcel. Son muy pocos los que han tenido la valentía de denunciarlo, muy pocos los que -sin miedo a perder nada- alzan su voz para detener el desangre de recursos de nuestro país. No llegamos a la mitad del año y ya se han allanado establecimientos públicos, casas de asambleístas, casas de exasesores de […]
Nos han dicho que ningún país estaba preparado para una pandemia de estas proporciones. Es real. Pero, además, de eso, los ecuatorianos -que aportamos mensualmente para que el Estado nos garantice salud- tampoco estábamos preparados para que nos roben todo, justo en la crisis sanitaria más grave de la era moderna. No solo es la distribución de los recursos, o los más de diez mil despidos de médicos el año pasado, o el recorte al presupuesto en salud. Es más que eso, mucho más. Es el reparto de los hospitales, es utilizar a la salud para cumplir con cuotas políticas sin ninguna vergüenza. Para callar o mantener contenta a la oposición. Para volverse millonarios a costa de la vida de miles de ecuatorianos. Nos robaron la salud, jugaron con ella y, ahora, cuando todos los días se descubren actos de corrupción no aparece ningún responsable. Parece un círculo interminable de descaro: se destapa un escándalo, allanan unas cuantas casas, y después nos ven la cara de cojudos hasta que se destape el siguiente escándalo. Porque a pesar de que se comprueban sobreprecios del 9 mil por ciento, a los directores, a los responsables, no se les tiende un cerco. A […]
Siempre he defendido el derecho de las mujeres a romper el silencio. Hemos alzado nuestra voz, sí, pero nos ha costado mucho. Nos han insultado y, sobre todo, han tratado de minimizarnos. Tratarnos con desprecio cuando alzamos la voz para decir una verdad incómoda. Pero con esa voz nacemos. Es el grito que damos al nacer. Como todos los seres humanos. Aunque, claro, ser mujer, profesional y lograr independencia y para colmo ser crítica puede herir a quienes siempre nos han querido sumisas, esclavas, maltratadas. Cuando a una mujer le va bien y logra brillar, se nos hace tan difícil pensar que lo ha hecho a punta de esfuerzo. Porque para la misoginia enraizada en Ecuador, que una mujer tenga éxito es sinónimo de que es puta. Pero si esa mujer que, además de tener éxito, tiene voz propia, es una amenaza. Una puta amenaza. El domingo pasado me tocó a mí. Pero no ha sido la primera vez que me dicen puta tratando de ofenderme, o que me inventan mil encuentros sexuales pensando que dañarán mi honor. Sepan que, aunque es difícil de entender para muchos, esos dardos sin sentido me tienen sin cuidado. Es sencillo: un pensamiento misógino […]
Bienvenidos a la nueva normalidad. En ciertos momentos del día, hacemos nuestro balance. Hay quienes han perdido seres amados. Los más afortunados, hemos perdido cosas materiales, planes, proyectos, viajes… Hemos pospuesto nuestra vida, hemos dejado de planificar tanto, vivimos sin prisa, pero con incertidumbre, y le dedicamos más tiempo a todo, porque sabemos que eso sí no lo podremos recuperar. Tomamos con calma el café, almorzamos sin tanto apuro, estamos más con quienes importan, vivimos con mucho menos de lo que creíamos necesitar y nos hemos dado cuenta de que no necesitamos tantas cosas para sentirnos bien. Hemos percibido de cerca la solidaridad de las personas, hemos conocido el liderazgo -o la falta de él- en quienes gobiernan nuestro país. Hemos reflexionado en cuán importante es meditar bien nuestro voto. Sabemos ahora que hay quienes huyen cuando el barco se hunde, que se esconden en oraciones y fundaciones; otros que, desde lejos, se frotan las manos con el caos y, como siempre, hay quienes necesitan acaparar el titular del día siguiente. Aquí se ve de todo y se siente de todo: miedo, ansiedad, impaciencia. Hemos perdido el control -o pensamos que lo hemos perdido- cuando la verdad es que nunca […]
Les escribo para confesarles varias cosas. Los amo, siempre lo he hecho. Tengo claro que sin ustedes no habría vida, y si la hubiera, sería muy aburrida. Siento que vivimos un momento de tensión, de desinformación, de extremismos y de odios sin límites. A veces no calculamos el daño que hacen las palabras pero, más allá de eso, esas discusiones hacen que no nos demos cuenta de la realidad. Puedo decir que he tenido a los mejores hombres al lado a lo largo de mi vida, aunque también me he topado con canallas, abusadores, acosadores que, afortunadamente, no son la mayoría. Los hombres que me han rodeado me han enseñado que no hay nada más importante que el respeto, que el amor a mí misma y, sobre todo, la independencia. Pero yo tuve suerte… Hoy, en estos momentos cruciales, me considero afortunada de haber contado con ellos en mi camino. Por ellos también soy feminista, por los que me dijeron que la lucha por desbancar la superioridad de un ser humano frente al otro, es la lucha correcta. Por los que compartían conmigo mis ideas sobre la equidad y la igualdad en mi entorno. Por eso no logro asimilar la […]
A veces nos negamos a creer que la violencia está cerca de nosotros. O, lo que es peor, nunca nos enteramos de que la gente más cercana a nosotros está siendo víctima de violencia. Especialmente en estos tiempos en los que la vida de los otros está tan expuesta, podríamos pensar que hay tantas mujeres viviendo una vida de ensueño, con el hombre perfecto y en la relación ideal. Esta semana he sentido un profundo dolor cuando me enteré de que una persona cercana está siendo maltratada, hace mucho tiempo. No solo eso, cuando lo corroboré sentí un vacío profundo. ¿Cómo me di cuenta? Empecé a atar cabos: de la noche a la mañana desapareció de todas partes, no contestaba llamadas, no aparecía en redes sociales, ni siquiera en Whatsapp. Por un momento llegué a pensar, ingenuamente, que se había ido del país. Y entonces vinieron otras preguntas… ¿Cómo no lo noté antes? ¿Cómo no vemos que hay tantas mujeres que confundimos el concepto del amor? Aguantamos conductas que no son normales, disfrazamos situaciones para convencernos de que lo que está pasando no es “tan malo”, o “es normal”. Duele, porque la veía cada quince días. Duele, porque aunque ahora […]
Siento un dolor profundo. Una especie de vacío en el alma… y no exagero. Es la sensación que he tenido esta semana, desde que terminó el paro en Ecuador y, sin darnos tiempo para entenderlo del todo, se desató la ola de violencia en Chile. He hablado antes de las cosas que me unen a Ecuador, a Chile y a Perú. Recuerdos, familia, un enorme sentimiento de pertenencia. Por eso me asusta que en dos de mis patrias se esté propagando un discurso cada vez más real: estamos divididos, fracturados… Se escribe desde el odio, desde la burbuja -en el mejor de los casos-. Hay palabras cargadas de displicencia, de clasismo, de regionalismo, de racismo. Hay desprecio por el universo del otro, por el contexto del otro. Hay ignorancia y hay miedo. “Que Pinochet vuelva”, escriben algunos, seguramente sin familiares desaparecidos, ni la conciencia suficiente de lo que significa vivir bajo una dictadura militar, con atentados permanentes a los derechos humanos. Sin interés por conocer un porqué de los reclamos. La protesta social es necesaria y respetable. No solo es un derecho de todos, sino que además es un termómetro del descontento, las injusticias, las necesidades de un pueblo. Puede […]
Apoyé y me sumé a la lucha de Andrea Fiallos el pasado fin de semana porque, pese a los últimos acontecimientos, sigo sosteniendo que una madre tiene derecho a ver a sus hijos y, sobre todo, los niños no tienen por qué ser impedidos de estar con su madre. Al igual que un padre tiene el mismo derecho de estar con ellos y compartir tiempo a su lado. Y no, no me arrepiento de haberlo hecho. Lo haría nuevamente si ocurriera una situación similar con otra mujer u hombre, lo cual lamentablemente no es una realidad extraña en el país ya que cientos de mujeres son privadas de ver a sus hijos por razones que nada tienen que ver con los niños. Lamento profundamente que en pleno siglo XXI un hombre necesite decirle a su ex “puta” y enumerar los nombres de sus parejas para hacerla quedar mal. Es una conducta lamentable, absolutamente abominable, de una persona a la que claramente no le interesan en lo absoluto sus hijos. Si tuviera un mínimo de empatía con ellos –y ojo que digo “empatía” y no “simpatía”- pensaría por lo menos en su pequeña hija, que algún día se convertirá en mujer […]
Hablar de la maternidad está de moda y, aunque no suelo seguirlas, voy a aprovechar el momento para contarles un poco sobre cómo han sido estos últimos diez años de mi vida en los que la he experimentado. No les mentiré: ha sido un camino a veces duro, en ocasiones triste, a ratos desesperante, con muchos momentos de felicidad pero también otros tantos de frustración. Como ya les he contado, decidí ser madre y para ello tuve que programarlo, tuve que acudir a diferentes métodos para lograrlo. Ambos embarazos fueron buscados. Experimenté cinco abortos de los que cuatro fueron espontáneos, mientras que en el quinto tomé la decisión de hacerlo porque mi vida corría peligro. No me arrepiento. Y sí, dolió y mucho como lo conté en mi último texto, fue una de las experiencias más dolorosas de mi vida. Es por eso mismo que no comprendo a los eruditos de las redes sociales cuando aseguran que si se llegara a despenalizar el aborto por violación las mujeres irán a abortar como si de un deporte o una salida con amigas se tratara, como si abortar fuera tan sencillo como pintarse las canas, como que nos gustara que invadan nuestro […]
estar a favor del aborto, es simplemente mirar un poco más allá de mi realidad. Es salir de la burbuja. Es dejar de pensar que eres el centro del universo. Es ponerse en los zapatos del otro. Es humanizarse, es respetar. Es nuestro derecho. Sí, así es. Nadie en su sano juicio puede estar a favor del aborto, mucho menos desearlo ¿o de verdad creen que sí? No he conocido ni sabido de al menos una mujer que haya ido a abortar feliz, y dudo mucho que llegue a pasar porque los que nos critican sin sentido no terminan de entender que no es precisamente el paseo soñado a Disney o un tour de ensueño a Europa. Mucho menos una experiencia para fotografiar y compartir. Y lo digo con conocimiento de causa. Sí, es momento de contarles algo: antes de que nazca Ellie tuve tres abortos espontáneos, y un cuarto en el que tuve que someterme a un legrado a los cinco meses de embarazo. Eran gemelos. Uno estaba ya sin vida y el otro a punto de morir. Duro, ¿no? Fue la peor y más fuerte experiencia de mi vida. Fue, también, la primera y única vez que necesité […]
No sé si esté bien llamarlo así pero en las últimas semanas padecí de una larga sequía creativa, de falta de inspiración. La verdad, creo que me asquee. Y lo digo con sinceridad. No estoy muy segura de cómo empezó pero cuando me di cuenta ya no sabía cómo ni qué escribirles, quizá porque sentía y siento mucho odio a mi alrededor, sobre todo en los social media. ¿Les ha pasado que se meten en sus redes sociales y sienten que lo que encuentran y leen les afecta directamente? Bueno, eso es exactamente lo que me está pasando. Leo tanta mierda que a ratos siento que me salpica. Estoy realmente harta de tanto odio, intolerancia, irrespeto, ofensas, insultos… Lo he escrito muchas veces pero quizá son muy pocos los que comprenden la esencia cuando lo digo. Y es que en este espacio no busco que estén de acuerdo conmigo, solo espero el mismo respeto que yo doy a los demás. Tengo amigas, familiares y mucha gente alrededor que piensa distinto a mí y sin embargo podemos conversar, discutir y seguir estando en desacuerdo porque eso no altera la vida de ninguno. Lo que no tolero es a aquellos oportunistas que […]