¿Soltar o dejar ir? Vaya ejercicio que la vida nos impone cada cierto tiempo sin avisar. Soltar… dejar ir… cuando tomas decisiones que meses atrás, o quizá tan solo semanas, pensabas que eran imposibles. Soltar situaciones que te generan malestar, abandonar lugares que te roban la paz, dejar ir a la gente tóxica. Soltar para renacer, dejar ir para desintoxicarte. Soltar lo que no te suma, dejar ir lo que te resta. Sacudirte, sacarte todo de encima, absolutamente todo lo que no te permite avanzar. Lo que te estanca.
¿Difícil? ¡Súper difícil!… ¿Miedos? Sí, miles de ellos… ¿Interrogantes? Millones… Pero el temor aparece solo por el no saber qué va a ocurrir, por ese natural temor a lo desconocido. Es por ello que hago a diario el ejercicio de mirarme al espejo y repetirme quién soy, qué quiero, hacia dónde voy. Como un mantra, repito también mis fortalezas para que no se me olvide nunca lo que soy capaz de hacer. Sí, yo lo sé, pero ustedes que están leyendo también lo saben, así que hagan el ejercicio a diario.
Nos atrevemos a soltar solo cuando llegamos a un punto de equilibrio con nosotros mismos, cuando nuestra vida está en balance. Lo hacemos cuando soltamos sin miedos, cuando lo hacemos desde los ovarios. Y a veces ese proceso de soltar te hace dejar atrás matrimonios, relaciones, trabajos, amistades, dependencias cojudas que al final solo restaban en tu vida. Pero, atención, a ratos se convierte en un deporte extremo y aunque creamos que es lo mejor no siempre sabemos qué caminos nos impondrá el destino. Pero, tranquilos, no teman a nada ni a nadie, confíen, tengan autoestima, y, sobretodo, sean honestos con ustedes mismos.
En eso estoy. Esta semana he soltado y dejado ir más cosas que en los últimos tres años de mi vida. Aprendí a conocerme mucho más, me tomó tiempo, pero sigo en ese proceso. Decidí alejarme completamente de toda la gente que no me suma, renunciar a los lugares que no me hacen sentir cómoda, bañarme en aceite y sacudirme de las envidias, dejar de interesarme en lo que piense o crea la gente de mí. Soy lo que soy y me muestro tal cual con todo el mundo. Soy completamente transparente porque desde niña me enseñaron que solo se tiene una cara, y si cae bien, bien, y si cae mal también. No publico lo que no siento ni hablo lo que no pienso. Y, como saben, no pienso igual que la mayoría, tengo mis ideales que pueden gustar o no pero que espero que los respeten como yo lo hago con los de los demás. Dejo ir todo lo que creo que no me aporta, y así sigo creciendo. Suelto, dejo ir, avanzo.
Hoy suelto y dejo ir muchas cosas, pero sobre todo me libero de mis miedos y mis temores. Avanzo. Abrazo todo lo que está por venir, más contenta y mucho más decidida. Sí, soltar, ese no tan fácil ejercicio pero que es imprescindible practicar en la vida, es la única forma de avanzar.